martes, 7 de diciembre de 2010

La discapacidad:1ª parte

La discapacidad

Érase una vez, un niño llamado Samuel. Samuel era un niño normal con doce años. A Samuel le gustaba mucho jugar al fútbol. Como muchas veces pasa cuando unos pocos de niños juegan en un parque, la pelota se va a la carretera, entonces, Samuel fue a cogerla, pero no vio a un coche que pasaba por la calle, en ese momento, y le pilló las piernas. Todos sus amigos fueron corriendo hacia él y llamaron a la ambulancia. Al día siguiente, los amigos de Samuel fueron a visitarlo, y, por suerte, solo tenía una pierna rota.
-¿Cómo se encuentra doctor?-le dijo la madre de Samuel al médico.
-Mañana le daremos el alta-dijo el doctor-, pero, Samuel quedará discapacitado en silla de ruedas.
-¡¡¿¿QUÉ??!!-dijo Samuel.
-Lo siento-dijo el doctor.
-Y, ¿podré volver a andar?-dijo Samuel.
-Lo dudo-dijo el doctor.
Al día siguiente, Samuel fue a su casa. Su casa se encontraba en un bloque de pisos sin ascensor. Vivía en el cuarto piso.
-Mamá, ¿cómo subiré todos los días a casa?-dijo Samuel.
-Pues no habrá más remedio que cambiarse de casa-dijo su madre.
-¿Y mientras encontréis la casa?-dijo Samuel.
-Cogeremos una silla entre tu padre y yo y te subiremos-dijo su madre.
A la mañana siguiente bajó con el método que le dijo su madre. En el colegio también encontró problemas: su clase estaba en un segundo piso sin ascensor, lo llevaron entre dos profesores, y, en clase, su profesor lo sentó al final de la clase para que su silla no molestase a los demás alumnos. Dio su clase normal, pero no pudo salir a la pizarra por su discapacidad. Sus profesores decidieron trasladarse de clase a la planta baja. En el recreo, no pudo jugar a su deporte favorito, el fútbol. Terminó el día de clase. Su mejor amigo, Rafa, y su amiga, Ana, siempre intentaban ayudar en lo que podían, de hecho, Rafa no jugó al fútbol para quedarse con él y Ana no jugó con sus amigas para estar con él. Sin embargo, sus otros amigos, no le hicieron ni caso, le despreciaron, solo estaban con él porque jugaba muy bien al fútbol. Sus padres decidieron buscar otra casa mucho más lejos de la actual porque era la única que estaba en un bajo. Al cambiar de casa, Samuel tuvo que cambiar de colegió, donde no tenía amigos. Pero sus dos amigos Rafa y Ana siempre estaban con él. En ese colegio nadie quería estar con él. A Samuel le gustaba tocar el violín. Decidió apuntarse a una escuela.
Cuando fue el primer día, se encontró el primer problema: no había ascensor. Samuel tuvo que dar las clases en su casa.


CONTINUARÁ

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