martes, 21 de julio de 2009

La casa del reloj: 2º parte

2º parte
La casa del reloj

Elena ya había cenado y su madre la había acostado, y, justo cuando Antonia cerró la puerta Elena se levantó y, como no podía empezar a mover llevar los muebles porque sus padres todavía estaban durmiendo, empezó a empaquetar las cosas pequeñas cuando se dio cuenta de que los muebles grandes no podía llevarlos ella sola y entonces se le ocurrió una idea: llamar a su mejor amiga Lorena y que le ayudara con la condición de que luego la dejara jugar en su casa y Elena aceptó.
Lorena llegó y subió por la ventana por una cuerda que Elena le había lanzado. Para cuando Lorena subió, Elena ya había empaquetado todos los juegos de mesa, los peluches etc. y sus padres ya se habían dormido, a si que empezaron a coger las cosas más grandes: la cama, la estantería, el ordenador, la mesa, el sofá etc.
Cuando ya habían tirado las cosas de la casa del árbol y habían colocado las nuevas cosas cogieron las otras cosas de la casa del árbol y las colocaron en su habitación. Cuando estuvo todo echo, Lorena se marchó y Elena se puso a dormir en la casa del árbol, pero antes puso una nota en la mesa de su cuarto:
“Mamá, papá ir a la casa del árbol, allí me encontraréis”.
Por la mañana, Antonia fue a despertar a Elena por la mañana y cuando vio la nota se fue corriendo a la casa del árbol y despertó a Elena y, justo cuando le iba a echar una bronca Elena se adelantó y dijo:
-¡Esta es la casa del árbol de mis sueños!
-De acuerdo –dijo Antonia-, pero tus notas se tienen que quedar igual y, ni se te ocurra pedirnos el reloj que querías, lo tendrás que comprar con tus ahorros.
-¿Pero me dejaras dormir, comer y vivir aquí, verdad?-preguntó Elena.
-Vale-dijo Antonia.
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡BIEN, GRACIAS MAMÁ!!!!!!!!!
Y su madre le trajo el desayuno y le advirtió que, como no la iban a vigilar, no saliera a ningún sitio sin preguntarles y que cuando llegara a casa, para asegurarse de que ya estaba aquí y Elena asintió.







Continuará

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