miércoles, 25 de febrero de 2009

La gata Cutí:1º parte

La gata Cutí


Érase una vez una gata llamada Cutí.
Cutí vivía en una casa muy fea, su dueño no le daba de comer y le hacía aprender trucos para ganar dinero.
Una vez el dueño, ya harto de que su gata no le hiciera caso, la echó a la calle y la dejó sin comida, sin casa y sin agua.
Ella, sin rechistar, se fue muy contenta, porque no iba a ver más a su dueño, se marchó.
Pero en otro lugar de la ciudad vivía una niña que se llamaba Ana, era rica y quería una gata, no le importaba si fuera de raza o no, si fuera blanca o no, si fuera grande o pequeña… en resumen que no le importaba como fuera, solo tener una gata.
Bueno, volvamos con la gata Cutí.
Un día de invierno, creo que era el día más frío del año, ella estaba muy cansada porque iba de casa en casa pidiendo comida o refugio, (pero como no hablaba, ponía cara de pena) no sabía adonde ir, le habían dado un poco de comida, pero no refugio. Ella con más frío que un camaleón en un iglú, descansaba debajo de un árbol, aunque no se le calmaba el frío pensaba:
-Por lo menos no nieva.
Y esa era la única manera de consolarse.
Pero a los pocos minutos empezó a nevar con la mayor fuerza posible.
¡Ya no le quedaba consolación!
Ya no sabía que hacer.
Con las fuerzas que le quedaban, anduvo hasta unos cartones que tenían un hueco donde Cutí cabría un poco estrecha.
Mientras, Ana, seguía queriendo una gata.
Le dijo a su padre:
-Papá, ¿me puedes comprar una gata?
-¡¿Qué?! ¿Una gata? Ni hablar, nos ensuciaría toda la casa, y ya tiene trabajo Manolo el mayordomo.-dijo el padre de mal humor.
-Bueno tendré que buscar una gata vagabunda y traérmela en secreto, porque yo no tengo dinero para elegirla y comprármela.-pensó Ana.
Volvemos a Cutí.
Cutí tenía mucho miedo e incomodidad entre las cajas de cartón.
Ya había parado de nevar cuando Cutí se dio cuenta de que había una gata muy guapa, de raza y con solo meses (se dio cuenta por su instinto gatuno) al lado suya.
Le preguntó como se llamaba, y, ella con mucha educación le contestó:
-María, me llamo, María.
-Yo me llamo Cutí, una gata a la que su dueño maltrataba.-dijo Cutí-Y tú, ¿porque estas aquí?
-¿Yo? Porque no aguantaba a mi dueña Carmen, no me dejaba hacer nada solo tomar el té, jugar a las casitas, hacer pases de concursos gatunos. Nosotros necesitamos ensuciar un poco, jugar, arañar… ¡pero nada de eso! ¿Tú ves eso normal?-dijo María enfadada.
-Hombre, todos los gatos/as necesitamos hacer eso pero… no todos tienen la oportunidad de hacer todo eso con su dueño/a ¿¡Que eras millonaria o que!?-dijo Cutí con envidia.

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