viernes, 27 de febrero de 2009

La gata Cutí:2º parte

-Pues sí, era millonaria ¿y que pasa?, pero no te diviertes tanto como siendo pobre te dan comida y agua y te diviertes más que siendo millonario, todo son normas y más normas-dijo María enfadada con Cutí.
-No hay cosa más peor que ser pobre: la peor comida, menos agua, y los peores juguetes.-dijo Cutí también enfadada.
-No, mentira-dijo María más enfadada que nunca porque le llevaban la contraria.
-Ser pobre es lo peor de la vida-dijo Cutí también enfadada.
Y así estuvieron una hora.
Volvamos con Ana.
Ana, ya decidida que quería una gata vagabunda, decidió escaparse a por la gata de sus sueños (una gata blanca, pobre, con solo unos pocos meses y, por supuesto, vagabunda) por la ventana.
Volvamos con Cutí.
Ya se les había pasado el enfado cuando Cutí se desmayó porque estaba muy cansada y le quedaban muy pocas fuerzas y en la discusión, las gastó.
-Entonces he ganado yo la discusión, sabía que esa gata no era privilegiada de ser una gata con coraje, de seguir siempre lo que una gata quiere decir no lo que las demás gatas-dijo María chuleándose de Cutí.
Entonces María se fue hacia el otro barrio que, por casualidad, era el de Ana.
Volvamos con Ana.
Ana ya había salido por la ventana cuando oyó:
-No encuentro a Ana rebusquen en la basura, en todos los barrios y sobre todo en su cuarto-dijo el padre de Ana más asustado que nunca.
Ana no sabía que hacer si decir que estaba bien y perder 10 minutos de búsqueda o no perder tiempo y que su padre la siguiera buscando y la podría encontrar (tened en cuenta que son ricos y pueden utilizar cualquier medio para buscar a su hija.
Ana lo pensó detenidamente y decidió irse ya
-Diez minutos… ¡o más! Nada me voy tendré mucho cuidado y después, diré que estaba dormida como un tronco-pensó Ana muy decidida de lo que quería hacer.
Entonces Ana se fue de su casa esquivando todos los obstáculos (su padre, el mayordomo, los policías y los perros) ¡la que le esperaba después!
Ana se escondió detrás de unos cubos de basura (agachada y encogida) para que no la vieran. Pasaron aviones, tanques, coches, grúas con cámaras, su padre y su Mayordomo.
Cuando pasó todo, Ana se levantó estiró las piernas (era mucho tiempo allí agachada)
Y fue mirando todos los sitios dónde cupiera una gata.
Volvamos con Cutí.
Cuando Cutí se recupero del desmayo seguía un poco mareada pero lo primero que se preguntó fue:
-Dónde está María.
Cutí buscó por todo el barrio sin resultado.
Entonces ella, se fue a pedir comida por las casas.
Volvamos con Ana.
Ana ya había rebuscado por casi todo el barrio solo le faltaba una parte por rebuscar pero ha sido muy difícil escapar de lo demás (por poco la encuentra un avión también ha estado apunto de pillarle una grúa) y no sabía si buscar más o irse de una vez.
-He venido a hacer esto y no a irme como una gallina-pensó Ana.
Entonces Ana se fue a buscar a la gata de sus sueños.
Vio a una gata preciosa (¡era María!) pero… ¡llegaban todos sus enemigos! Ana no sabía que hacer se escondió corriendo entre una farola y la pared por poco la ve mayordomo.
Cuando pasaron todos Ana fue a por María se la llevo a casa, se puso el pijama y le dijo a su padre que se había dormido como un tronco y no se ha dado cuenta de que la estaban llamando.
Entonces Ana (que había guardado a María en un cojín sin plumas que llevaba) sacó a María de su escondite, la puso en un cuarto secreto que había hecho para ella y le dio comida, agua y refugio.
Volvamos con Cutí.
Cutí estaba descansando entre los cartones de todo el esfuerzo que había hecho al buscar a María por todo el barrio.
Ya había descansado bastante cuando pensó:
-Cogeré mis cartones, los colocaré, me iré al otro barrio y buscaré a María otra vez por todo el otro barrio y haré lo mismo que aquí, ya me está pareciendo la vida normal siendo vagabunda y seguro que lo hubiera pasado peor con mi antiguo dueño.
Cutí (con todas sus fuerzas) cogió sus cartones y empezó el viaje hasta el otro barrio.
Volvamos con Ana y María.
-Otra casa millonaria y repipi como la mía, no le haré caso a sus órdenes y haré lo que yo quiera-pensó María.
-Te llamaré Lusa ¿vale? si oyes Ana, si, si, Ana te escondes aquí ¿vale?-dijo Ana.
María (que es Lusa) hizo un gesto como si dijera que si.
María salió de su nuevo escondite y cuando Ana se fue del cuarto a por su comida (la de María no la suya) María empezó a arañar todos los peluches y todos los cojines del cuarto de Ana lo derribo todo lo que tenía delante y cuando llego María se le cayó el agua y la comida que traía para Lusa (que es María)
-¡Ana! ¡¿Qué ha sido eso?!-dijo el padre de María bastante enfadado.
-Que me he tropezado con un gato que había entrado por la ventana y me he caído, mira el gato todavía está aquí, lo cogí, ¡lo ha destrozado todo! Ven y tíralo por la ventana-dijo Ana enfadada con Lusa.
Entonces el padre de Ana subió hasta el cuarto de Ana y tiró a María por la ventana.
Cuando el padre de Ana se fue Ana volvió a hacer lo mismo que con Lusa
Buscó a otra gata y ¿sabéis a quien encontró? ¡A Cutí! Estaba pidiendo comida.
Le dijo exactamente lo que le dijo a Lusa (menos por lo que pasó con haberle
destrozado todo el cuarto y que le puso el nombre de Cucuy) y ella le hacía caso.
Menos una vez que llegó el padre de Ana y Ana estaba jugando con Cucuy (que era Cutí) y el padre de Ana se emocionó por que el era el antiguo dueño de Cutí le contó todo la historia a Ana y Cutí también se emocionó.
Se había hecho rico porque se había casado con una mujer millonaria.
Entonces se quedaron con Cutí y María se hizo amiga de su antigua dueña.Y todos vivieron felices y comieron perdices.
Fin

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