domingo, 22 de marzo de 2009

El tren mágico: 1º parte

El tren mágico

Érase una vez un niño llamado Samuel. Samuel era un niño muy bueno que le gustaba estudiar y era amigo de todos los niños del colegio. Pero tenía un defecto, y era que cuando quería una cosa o creía que algo era lo correcto, tenía que ser lo que el decía o quería. Samuel una vez haciendo los deberes, le dijo a su madre que 307 entre 20 eran 25 y sobraban 6. Su madre le decía que 307 entre 20 eran 15 y sobraban 7, y, al final llevó los deberes a la clase mal, y no veas la que lió diciendo que 307 entre 20 eran 25 y sobraban 6. Y, por su culpa, toda la clase tubo que poner lo que Samuel decía. Sus padres y profesores estaban hartos y encerraron a Samuel en su cuarto para que reflexionara. Ya era de noche mientras lloraba por la noche en su cuarto, él oyó el sonido de las vías de un tren. Samuel, que coleccionaba fotos de trenes, se asomó a la ventana para ver qué tipo de tren era. Era una locomotora muy antigua. Y, mientras estaba asomado, vio a un hombre salir del tren y decir:

-¡Samuel Canelo, al tren!

Samuel Canelo era él, y como quería ir al tren, cogió una cuerda, la sacó por la ventana, la ató a su cama y bajó a la calle.

-¿Por qué me llama usted?- dijo Samuel al hombre que había gritado su nombre.

-¿Tú eres Samuel Canelo?-dijo el hombre-Si eres, sube, te estamos esperando.

-Sí soy yo-dijo Samuel-, pero, ¿para qué tengo que subir al tren?

-Porque eres muy cabezón-dijo el hombre-, y este tren te llevará a un mundo donde si haces algo mal o que perjudique a los demás, mueres, y solo tienes 3 vidas. Y, ahora que ya te lo he explicado, sube al tren sin rechistar.

Y el hombre, empujó a Samuel hasta que entró en el tren.

En el tren, había muchos niños enfadados por tener que subir al tren.

El hombre, que al parecer era el maquinista, sentó a Samuel al lado de un niño que suspiraba sin dejar de mirar la ventana.

-Esta ha sido la última parada, vamos derechos a Sucre, el mundo mágico del que os he hablado-dijo el maquinista por un micrófono del tren.

-Cada vez estamos más cerca-dijo el niño que estaba sentado al lado de Samuel.

-¿Qué te pasa?-dijo Samuel- ¿Cómo te llamas?

-Me llamo Rafa- contestó el niño que estaba sentado al lado de Samuel-, yo ya vine el año pasado y lo pasé bastante mal. Estoy aquí porque nunca recojo mi cuarto, ¿y tú?

-Yo porque soy muy cabezón-contestó Samuel.

-Ya estamos en Sucre-dijo el maquinista-, cuando vayáis a salir, no olvidéis coger las tarjetas con el número de vidas que os quedan-dijo el maquinista saliendo por la puerta-, ya conocéis las reglas.

Continuará

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