miércoles, 8 de julio de 2009

La casa "Encantada"

La casa “Encantada”

Érase una vez un niño y una niña llamados Rafa y Nuria que vivían cada uno en su casa que estaba en el campo. A apenas unos kilómetros existía una casa muy antigua a la que no entraba ni se acercaba nadie.
La casa tenía por lo menos 1000 años. No tenía tejado y las paredes estaban protegidas del viento con madera, e incluso la madera tenía agujeros.
La casa no tenía puerta, se le habría roto con el viento, y, solo tenía una ventana con unas cortinas roídas por los ratones.
Rafa, Nuria y sus amigos Miguel y Olga, no se acercaban ni a un metro de la casa.
Una vez, estaban, Rafa, Nuria, Miguel y Olga jugando al fútbol cuando se les fue la pelota al otro lado de unos matorrales, y, Rafa fue a cogerla. Desde allí se veía la casa. Cuando ya había traspasado los matorrales, vio una luz azul y oyó unos gritos que provenían de la casa. Rafa salió corriendo con el balón para volver con sus amigos. Cuando llegó, les contó todo lo que ocurrió a sus amigos.
-¡Será broma!-gritaron sus amigos a coro.
-No, es verdad, y si no me creéis allá vosotros-dijo Rafa muy mosqueado y se fue a su casa.
Sus amigos siguieron jugando.
Al día siguiente, estaban jugando al escondite y Nuria se escondió detrás del matorral que el día anterior cogió la pelota Rafa.
Nuria vio a dos personas saliendo de la casa aterrorizados.
Nuria salió corriendo y se lo contó a sus amigos y también le pidió perdón a Rafa por no creerle.
-¡A buenas horas me dices que te lo crees!- dijo Rafa.
-¡Otra con la misma historia!- gritaron Miguel y Olga.
-¡Pues si no nos creéis, ir vosotros mismos, a ver quien tiene razón!-dijeron Rafa y Nuria.
Miguel y Olga traspasaron el matorral y oyeron unas risas malvadas.
Se lo dijeron a sus amigos.
-¡Veis como teníamos razón, esa casa está encantada!-dijeron Rafa y Nuria-,
Tenemos que ir un día y ver lo que pasa.
Al día siguiente quedaron los cuatro amigos para ir a la casa, cada uno se llevaría un wualkitalki para comunicarse, a la operación la llamaron: “Solución de la casa Encantada”.
Traspasaron todos juntos el matorral y llegaron a la casa.
Cuando llegaron a la casa, pasaron la puerta y vieron a un hombre que dijo lo siguiente:
-¡Qué hacéis niñatos, para entrar en esta atracción, hay que pagar 2 euros!-dijo el hombre.
-Perdone usted, pero nosotros solo hemos venido para ver lo que pasa-dijo Raja-, vimos luces y oímos gritos.
-Ah, no me he presentado, soy Ramón, y esto es una atracción privada, perdón si os he asustado.
-¡Que si nos a asustado-dijo Nuria-, nos a pegado un susto de muerte!

FIN

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