domingo, 1 de noviembre de 2009

La muñeca: 3º parte

La muñeca

Al día siguiente se levantó y como siempre se fue a desayunar y dejó a su muñeca encima de su cama pero, antes de irse le dijo:
-Te voy a poner un nombre, te llamarás Elena.
Y se fue al servicio.
Cuando volvió a su cuarto encontró a su muñeca en su mesa de escribir.
-¡Esto empieza asustarme!-gritó Cristina y fue a decírselo a su madre.
-¡Eso es imposible!-dijo Lola- Será tu imaginación.
Y a Cristina se le ocurrió que pondría a Elena sobre su cómoda le diría que iba a tirar la basura y luego se pondría por una rendija que hay en la puerta de su cuarto y espiaría lo que pasa.
Lo hizo y se puso a mirar y vio que sus dos hermanos salían de sus armarios, movían la muñeca de sitio y se volvían a esconder.
-¡Como os atrevéis!-gritó Cristina- ¡Salid de vuestros escondites!
Y sus hermanos salieron de armarios cabizbajos y su hermana los llevó a su madre y se lo contó todo.
-¡Porqué lo habéis hecho!-dijo Lola- Si estabais enfadados porque no nos lo habéis dicho, lo hubiéramos arreglado.
-Y, a partir de ahora no podéis salir de casa solo para ir al colegio y para ir al trabajo que os vamos a buscar y con el dinero que ganéis os compráis el muñeco que queráis.
Samuel y Manuel trabajaron de camareros en una heladería y se compraron dos muñecos con los que luego juntaron con Elena y jugaban los tres juntos.
Y aunque eran pobres eran tan felices o incluso más que una persona rica.

FIN

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